Transitando

Muchas veces me pregunto, frente a situaciones verdaderamente estresantes de la vida, de que manera se puede tener una mirada desde una escala diferente, para poder visualizar las mismas con otra óptica; para poder llegar a encontrar respuestas lo mas equilibradas posible. 
No estamos en una etapa para tomar decisiones apresuradas, pero a medida que el tiempo pasa (y me estoy refiriendo no al día a día, sino a la vida misma) hay valores que pesan mas que otros, que sirven de espejo y que reflejan a la mesura flotando en el charquito de la conciencia, junto con la falta de coraje.
La vida misma es un misterio y, como lo he dicho en otras oportunidades, parafraseando a Rosa Montero, el verdadero sentido de la vida es -y sigue siendo para mi- la búsqueda del propio sentido
de la misma.
Debería no distraernos el hecho de que el temor, que opera como descalificador a la hora de afianzar nuestra seguridad en lo que somos y hacemos, se lie con los bajos intereses de los que buscan minar el terreno por el que queremos transitar. Creo que me moriré permeable a lo que cada persona que se me cruza por el camino dice, porque forma parte del interés de la propia búsqueda, el hecho de escuchar y la creencia de que no soy propietario absoluto de la verdad que poseo. 
Así que me siento a descansar luego de un absolutamente agobiante día de trabajo, me permito evadir en la confección de un muffin relleno con gajos de mandarina y mermelada, y me tomo un te muy lentamente, esperando que las piezas de mi destino se acomoden.
Por ahi sigo.